jueves, 14 de junio de 2007

Séptimo grado : en el taller de escritura

Producción de textos narrativos a partir de la lectura del género policial:

Durante el primer bimestre, las alumnas leyeron y trabajaron con la novela de Pablo De Santis, Lucas Lenz y el Museo del Universo. Esto les permitió un acercamiento a la novela policial y sus características; reconocer la posición del narrador, el punto de vista y la perspectiva desde la cual se hace el relato de los hechos, además de identificar y clasificar personajes.
Al final de la unidad de trabajo se les propuso la producción de un texto narrativo, cuyo personaje principal fuera Lucas Lenz. La primera versión se realizó en grupo, que luego intercambiaron para enriquecer el texto y finalmente, la versión definitiva tuvo los toques personales de cada alumna.
Aquí algunas de esas producciones:

Magdalena Carenzo
7ºEGB Verde

Lucas Lenz y el robo del diamante

Era una noche fría de invierno, Lucas Lenz dormía en su cama, cuando sonó el teléfono. Él atendió casi dormido, escuchó la voz de una mujer desesperada. Lucas logró entender solo algunas palabras que tenían que ver con algún diamante. La mujer lo citó en un café de la zona al día siguiente para hablar mejor del tema. Cuando él despertó, era tarde, se vistió apurado y fue al café que la mujer le había indicado.
Ahí, había solo unas pocas personas, Lenz logró distinguir a la mujer ya que estaba llorando y era la única que parecía esperar a alguien. Era una mujer delgada, con el pelo castaño claro, ondulado, cuando pudo ver su cara, que estaba semioculta por unos anteojos negros, debajo de los cuales caían lágrimas.
La mujer le contó que un diamante, recientemente heredado, había sido robado. Adela, la mujer, le relató que la reina de Inglaterra había regalado aquel diamante a su bisabuela. Al terminar de contar su historia, Lucas preguntó quiénes podrían haberlo robado. Adela dijo que solamente cinco personas eran sospechosas, su abuelo, sus dos primas segundas y dos de sus tíos, ya que ellos eran las únicas personas que sabían que el diamante estaba en su caja fuerte.
Con estos datos, Lenz, fue interrogando a cada uno de los sospechosos. Primero habló con los tíos, ellos se sorprendieron al enterarse que Adela había contratado a un buscador de cosas perdidas para encontrar su diamante. Él supo que no eran los ladrones cuando ellos le mostraron un sobre que en el interior llevaba dinero y una carta. El sobre, según contaron los tíos, había llegado unos días atrás. La carta decía:
“Con este dinero compro tu silencio, si no sabés quien soy ya lo decubrirás. El ladrón."
Lenz pidió a los tíos el sobre y ellos se lo dieron.
Pasado el mediodía Lucas, fue en busca de las dos primas segundas, pero se fue inmediatamente ya que ellas, habían recibido el mismo sobre que los tíos. Pidió a las primas que se lo prestasen, ellas aceptaron y se lo entregaron.
Por último, habló con el abuelo, él tenía el mismo sobre, pero algo captó la atención de Lenz, su sobre no contenía dinero, y en su escritorio, había un sello. Un sello que Lucas creía haber visto, inmediatamente tomó los sobres que habían recibido las primas y los tíos y vio que el sello que tenían era el que estaba en la mesa. Él se aproximó al escritorio. El abuelo tomó el diamante, que estaba en un cajón. Lenz sacó una navaja y amenazó al abuelo para que soltase el diamante. Finalmente, lo hizo.Lucas, decidió no denunciar al abuelo.
Al otro día, Lenz entregó el diamante a Adela en el café que se habían visto por primera vez. Adela no sabía cómo agradecerle, entonces, le ofreció publicar un aviso en el diario relatando los hechos. El dectective aceptó feliz. A partir de ese día, Lenz se volvió famoso, y jamás volvió a tener un día libre, ya que fue contratado por mucha gente, de todas partes del mundo.


Paula Niklison 7ºAzul

EL HUEVO DE ORO
Helen era rubia y delgada, sus ojos brillaban como diamantes. Ella era simpática, cuarentona y de figura atractiva. Vivía en un campo alucinante, en las afueras de Buenos Aires, y era una de las biólogas más famosas del momento. Tenía en su poder un tesoro muy valioso, el Gran Huevo de Oro. Este era un huevo de avestruz muy caro y codiciado que se lo habían obsequiado en el trabajo, por ser la mejor bióloga del año.

Un día al salir de su oficina, con el huevo en su poder, vio un auto negro que la seguía. Ella se asustó, de repente el auto paró. De él bajaron dos hombres vestidos de negro, con medias en la cabeza que cubrían sus rostros. Helen vio que estaban armados, y entonces empezó a correr. El huevo resbaló de sus manos hasta caerse y nunca más volvió a verlo.

Al conocer lo que había sucedido, una amiga de Helen le recomendó al mejor buscador de cosas perdidas, Lucas Lenz. La bióloga se dirigió a la oficina del buscador y al llegar allí se encontró con un hombre de poca cabellera, flaco, de baja estatura y aspecto amable. Lenz la hizo pasar a una oficina luminosa y grande que daba a un jardín enorme. Ella le contó lo sucedido, él se sintió interesado y aceptó buscar el huevo.

Luego de una larga y ardua búsqueda de Lucas Lenz, un día que Helen caminaba por la calle, reconoció el auto que la había seguido aquel día . Le avisó a Lenz y este siguió al auto, lo que lo condujo a un galpón. Ahí fue donde negoció el valioso huevo mediante un engaño.
Horas más tarde, se reencontró con Helen para contarle lo sucedido y darle su caro huevo. Ella se puso muy feliz, pero al final decidió donarlo al Museo del Universo donde sería muy bien cuidado.

Lucía María Bengolea

7mo Azul

El mono de oro

Un tiempo atrás, en 1989, una familia rica perdió un valioso objeto, un mono de oro.
Éste era de oro puro y en sus ojos se podían ver unos rubíes, rojos como la sangre. La
familia Tenreira, sabía que este mono valía mucho, pero tenían tantas cosas que no le daban importancia. El mono estaba ubicado en el cuarto de la hija menor, Josefina, una pequeña de ocho años que tenía el cabello color miel y los ojos marrones como el café.
La tarde del lunes doce de julio, cuando Josefina llegó a su casa después de terminar la
jornada del colegio, el mono ya no estaba en la cómoda de la cabecera de su cama.
Llorando fue corriendo al comedor, donde sus padres y hermanos tomaban el té, contentos,
después de tener un buen día. Les explicó lo que pasaba, y sus padres, inmediatamente
llamaron a la policía, el mono valía alrededor de dos millones de dólares.
La policía intentó encontrar el mono sin éxito, ya que no tenían pistas a las cuales
recurrir.
Contratar detectives privados era inútil, cobraban una fortuna y no iban a ningún lado. El
mono era único en el mundo, no había copia alguna. Los Tenreira ya no sabían qué hacer,
nunca pensaron caer tan bajo: recurrir a un detective de objetos perdidos: Lucas Lenz.
Unos amigos le habían dado su número.Llamaron a Lenz y acordaron reunirse al día siguiente, en la oficina de él.
Cuando se encontraron, el padre de Josefina le explicó lo sucedido, sin ni siquiera
permitirle a Lucas que se presentara. Lucas aceptó el trabajo, él era un hombre serio, de perfil bajo, pero cuando se trataba de un caso importante, siempre estaba listo. Lenz no necesitó mirar dos veces al padre de Josefina, para saber que era un hombre despistado. Ya
tenía su primera pista, la casa de los Tenreira.
Dos horas después fue a la casa de esta familia, y al abrir el cajón de la cómoda donde siempre estaba el mono, se encontró con el famoso objeto perdido.
Lucas, después de mostrarles dónde estaba el mono, ni siquiera exigió una suma de
dinero, era un estupidez. Para su sorpresa, la familia Tenreira le agradeció e invitó
esa noche a cenar, pagándole lo que Lucas cobraba. Aceptó. Mientras comía se preguntaba
a sí mismo, ¿Cuántas familias ricas conocerán los Tenreira que pierden su cosas y sin
embargo éstas estarán en sus casas? Eso podría ser un muy buen negocio.

1 comentario:

Unknown dijo...

bien! mi tía escribio lo de el taller de scritura!!!!!Sofi, tia tkm